01. Planteamiento | Lección introductoria

01. Planteamiento | Lección introductoria

La redacción de esta lección primera la vamos a dividir y numerar por puntos. Nada particular. Se trata de señalar distintamente las ideas que hay que tener muy presentes a lo largo de todas las lecciones.

1. ¿Qué entendemos por Historia? Entendemos por historia el recuerdo, desarrollo, causas y efectos de un hecho que ha sucedido en el mundo y que podemos comprobar. No se trata de fantasías sino de cosas y casos verdaderos y concretos.

2. Tratándose de la Historia de la Iglesia Católica, es el conocimiento de la Institución fundada por Jesucristo en un momento y lugar determinados, con las vicisitudes que ha tenido a lo largo de los siglos ─a estas horas lleva ya dos milenios de existencia─, que sigue viva y con seguridad cierta de supervivencia hasta el final del mundo.

3. Es una Historia totalmente diferente de otras historias ─pueblos, imperios, instituciones e incluso de la Historia Universal─, porque, a pesar de estar constituida la Iglesia por hombres de este mundo, tiene un elemento divino además del elemento humano, único éste del que constan las demás historias.

4. La Historia de la Iglesia es algo palpable, con elementos de este mundo material, el terrestre en que vivimos.
Pero está animada por un elemento sobrenatural, de otro mundo, espiritual, divino, que no lo vemos sensiblemente y que es objeto de la Fe.

5. Los dos elementos, el humano y el divino, se han desarrollado juntos desde el principio y juntos seguirán hasta el fin. Por eso el estudio de la Historia de la Iglesia es verdadera ciencia histórica, pues trata de hechos humanos, comprobables; y además es ciencia teológica, pues no puede prescindir del elemento divino que lleva dentro de sí.

6. Esto hace que en la Historia de la Iglesia se mezclen inevitablemente muchas veces las luces y las sombras, las glorias y las miserias, las virtudes y los frutos del Espíritu ─en tantísimos hijos e hijas suyos─ con las maldades de los que no responden a su ser de cristianos.

7. Por eso, la Historia de la Iglesia ─más que otras historias─ exige siempre objetividad e imparcialidad para juzgar de los hechos, agradables o desagradables. Aunque hay que evitar la perspectiva falsa de los males que han sacudido a la Iglesia. Los ha habido, y muy graves. Pero hay que tener muy en cuenta que en la Historia lo que resalta es el mal y se escribe precisamente lo que se sale de la normalidad. El bien sigue su camino silencioso, sin hacer nunca ruido ni llamar la atención.
Esto ocurre especialmente en la Historia de la Iglesia: sus muchos enemigos la atacan por todos lados, hasta falsear la verdad como no lo harían ─con un mínimo de honestidad─ en ninguna otra historia profana. Mientras nosotros reconocemos con humildad los errores, ellos los aumentan y hasta los inventan o los interpretan siempre torcidamente. Por cierto, que éstos no deberían llamarse historiadores. El historiador es una persona seria.
Nosotros no callaremos las páginas negras de la Historia, convencidos de que resultan un tanto por ciento pequeñísimo comparadas con el mucho bien que encierran las demás.

8. Nos asustaría el pensar que vamos a ver de golpe los dos mil años que nos toca historiar. Se va por partes. Unas partes en las cuales todos los estudiosos dividen los veinte si-glos que lleva de vida el cristianismo. Ha sido tradicional la división de Edad Antigua, Edad Media y Edad Moderna. Muy simple, es cierto, pero hoy está ya superada. Actualmente se opta por esta otra:

Edad Antigua, del año 1 al 692, dividida en dos períodos:
Primero: del 1 al 313, año del fin de las Persecuciones Romanas.
Segundo: del 313 al 692, conversión acabada del Imperio Romano y pueblos bárbaros invasores, del todo ya católicos.

Edad Media, del 692 al 1303, también con dos períodos:
Primero: La Iglesia y la formación de Europa, del año 692 al 1073.
Segundo: El apogeo o gran influencia de los Papas, del 1073 al 1303.

Edad Nueva, del 1303 al 1648, con otros dos períodos:
Primero: Las grandes ansias de reforma, de 1303 a 1517.
Segundo: La revolución protestante y la verdadera Reforma católica, de 1517 a 1648.

Edad Moderna, del 1648 hasta nuestros días, siglo XX, con estos dos períodos:
Primero: La Iglesia y el cambio de mentalidad europea, de 1648 al 1789.
Segundo: La Iglesia en las grandes revoluciones sociales, desde la Francesa de 1789 has-ta las grandes Guerras Mundiales del siglo XX. – Nosotros seguiremos este período segundo hasta el Concilio Vaticano II de 1962-1965.

¿Empezará en la Historia de la Iglesia con el 1962 una nueva Edad por el Concilio Vaticano II, que puso a la Iglesia en consonancia con los grandes avances de la técnica y de la paz, conseguida con la caída del Muro de Berlín y la formación de la Unión Europea, seguidas tal vez por otros previsibles bloques mundiales y la globalización? ¿Y cómo llamarán a esa hipotética y hasta probable nueva Edad? Contemporánea, Actual… Los hombres futuros lo dirán. La Historia no tiene prisa y uno o dos siglos significan muy poca cosa.

9. Nos irá bien tener presente desde el principio una observación no despreciable. De suyo, la Historia de la Iglesia y la civil de los pueblos en que la Iglesia se desarrolla van y deben ir siempre independientes, cada una por las suyas. Pero, ya se ve, muchas veces se intercalan los hechos civiles y los religiosos. Esto vale sobre todo para la Edad Media y primer periodo de la Edad Nueva, cuando Iglesia y Estado venían a ser prácticamente lo mismo. A partir de los grandes descubrimientos geográficos del siglo XV-XVI y de la revolución protestante, cambió totalmente el papel de la Iglesia en los diversos pueblos.

10. El plan de estos apuntes es que cada lección sea, diríamos, monográfica. Completa en sí misma. Si es necesario, se hacen dos o más lecciones independientes sobre el mismo tema. Y además, por razones prácticas y pedagógicas, algunas lecciones, como las que tocan los límites de una Edad con otra, pueden cambiar el orden, y ser adelantadas o atrasadas incluso, pasándolas de su Edad propia a la otra más inmediata.

Es siempre oportuno mirar desde el principio el ÍNDICE para tener una idea de conjunto de cada Edad o incluso de toda la Historia.

Hecho este Planteamiento como una lección introductoria, pasamos sin más a la EDAD ANTIGUA.

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