10 de agosto | XVIII Jueves del Tiempo Ordinario
PRIMERA LECTURA
Dios ama al que da con alegría.
De la Segunda carta de san Pablo a los Corintios 9, 6-10
Hermanos: Recuerden que el que poco siembra, cosecha poco, y el que mucho siembra, cosecha mucho. Cada cual dé lo que su corazón le diga y no de mala gana ni por compromiso, pues Dios ama al que da con alegría. Y poderoso es Dios para colmarlos de toda clase de favores, a fin de que, teniendo siempre todo lo necesario, puedan participar generosamente en toda obra buena. Como dice la Escritura: Repartió a manos llenas a los pobres; su justicia permanece eternamente. Dios, que proporciona la semilla al sembrador y le da pan para comer, les proporcionará a ustedes una cosecha abundante y multiplicará los frutos de su justicia.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 111
R/. Dichoso el hombre honrado, que se compadece y presta.
Dichoso los que temen al Señor / y aman de corazón sus mandamientos; / poderosos serán sus descendientes. / Dios bendice a los hijos de los buenos. R/.
Quienes, compadecidos, prestan / y llevan su negocio honradamente / jamás se desviarán; / vivirá su recuerdo para siempre. R/.
No temerán malas noticias, / puesto que en el Señor viven confiados. / Firme está y sin temor su corazón, / pues vencidos verán a sus contrarios. R/.
Al pobre dan limosna, / obran siempre conforme a la justicia; / su frente se alzará llena de gloria. R/.
EVANGELIO
El que me sirve será honrado por mi Padre.
Del Evangelio según san Juan 12, 24-26.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Yo les aseguro que si el grano de trigo sembrado en la tierra, no muere, queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde; el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se asegura para la vida eterna. El que quiera servirme que me siga, para que donde yo esté, también esté mi servidor. El que me sirve será honrado por mi Padre”.
Palabra del Señor.