En los niños sólo hay el trabajo de plantar, y en los adultos de arrancar y de plantar. Hay además otra ventaja, que con los niños se conquistan los grandes, y con los hijos a los padres, porque los hijos son pedazos del corazón de los padres. Y además, dándoles, en premio de su asistencia [a la catequesis] y aplicación, alguna estampita, los padres y los adultos las leen en casa por curiosidad, y no pocas veces se convierten, como lo sé por experiencia .